domingo, 19 de diciembre de 2010

"Predator", la ley de la selva


Que no os lleve a engaño que el protagonista sea Arnold Schwarzenegger y que salga un bicho muy feo, "Predator" es una gran película porque John McTiernan es un gran director.

Parece mentira como algunas películas son capaces de detener el tiempo y vistas después de muchos años de su estreno siguen siendo muy actuales. Hoy en día estamos acostumbrados a un tipo de cine de acción y aventuras en el que lo más importante es la espectacularidad conseguida a través de complejos efectos digitales olvidándose por completo de todo lo demás. El argumento y los personajes siempre tienen que ser lo más importante porque es lo más difícil de crear y lo que va a conseguir que el espectador no se levante de su butaca.

"Depredador" destaca por su visceralidad y salvajismo, pero no entendido desde un punto de vista gore, sino desde un sentimiento primitivo. Es la lucha entre el hombre y la naturaleza. La ley del más fuerte. Hombre enfrentándose a lo desconocido. El cazador más implacable de la naturaleza se convierte en la presa de una entidad superior. Y todo esto lo vemos de una manera muy sencilla, sin grandes artificios ni edulcorantes, un disparo directo a la cabeza del espectador. No estamos ante una película para pensar sino para disfrutar.


John McTiernan hizo "Depredador" en 1987. Fue su segunda película, y fue un rotundo éxito de taquilla y de crítica. McTiernan ha nacido para realizar este tipo de películas, demuestra un control absoluto del ritmo y el tiempo de la acción. Sabe donde acelerar la narración o donde estancarla y lo hace todo de manera magistral.

La muestra es visible desde la primera secuencia. Una nave extraterrestre llega a través del espacio hasta el planeta Tierra. Y a continuación los comandos llegan volando en su helicóptero. El director establece un enfrentamiento igualitario en terreno neutral. Dos depredadores fuera de su coto de caza y que no están acostumbrados a luchar en un lugar de esas características. La película empieza y termina en la selva. No sabemos en que selva están, ni en que país, e incluso podría ser otro planeta (punto de partida de la última entrega, "Predators" dirigida por Nimrod Antal). Esto consigue crear un ambiente claustrofóbico y asfixiante, apoyado por la falta de información de la misión.

Algunas personas achacan un problema en la falta de tratamiento de los personajes. Sabemos poco sobre ellos, pero sabemos todo lo que necesitamos. Son mercenarios, trabajan por dinero, no son asesinos (dicho en la película) y son los mejores. La presentación de personajes se realiza de camino a la selva, es simple y directa. Son tipos duros pero llevan tiempo juntos, estableciendo unos lazos muy fuertes de compañerismo. Arnold Schwarzenegger es perfecto para el papel de Dutch y puede ser una de sus mejores interpretaciones, por supuesto detrás de Terminator.


Algo que llama la atención en la película, y que creo que es un acierto, es que tenemos que esperar 51 minutos para ver al Depredador físicamente. Hoy en día estamos acostumbrados a ver al "bicho" en los créditos, perdiendo mucha tensión. Todo ese clima de terror y suspense se pierde al conocer el otro lado. El miedo a lo desconocido. El conocimiento del ser alienígena es paulatino, vemos su visión térmica, luego su capacidad de copiar sonidos y voces (aprendizaje), su camuflaje. Una perfecta manera de enganchar al espectador para que siga el rastro de miguitas que el director le va dejando.

El primer ataque del comando a los milicianos, nos enseña su manera de actuar. Son un pequeño ejercito muy bien preparado y letal. Pero lo más importante es que nos muestra como el Depredador estudia a su enemigo, aprende sus movimientos y su forma de atacar, es la naturaleza en estado puro. A partir de este momento, el enemigo sabe que juntos son una máquina perfectamente engrasada pero solos son débiles. Establece un ataque específico, uno por uno, apología del divide y vencerás. Y cada baja en el grupo supone un golpe muy duro para los que quedan. Incluso llegan a perder los papeles y arrasan la selva a golpe de metralleta en una de las secuencias más inolvidables del cine de acción. Un acto más propio de aficionados que de soldados experimentados, pero demuestra sin lugar a dudas que no están preparados para enfrentarse a un enemigo tan superior.


A partir de este momento comienza una cuenta atrás, la huida para llegar al punto de encuentro con el helicóptero que les sacará de ese lugar pero todos irán cayendo por el camino hasta que sólo quede uno, Dutch.

El último enfrentamiento entre Dutch y el Depredador, es sin lugar a duda lo mejor de la película. El desafío entre hombre y naturaleza. Despojarse de toda la tecnología, una lucha cara a cara, utilizando sólo las manos y el ingenio. Incluso el Depredador se quita la máscara para mostrar su verdadera cara. Y al final cuando vemos al alien herido y escupiendo sangre fluorescente, Dutch siente pena por el derrotado porque el duelo ha sido digno y lleno de honor.


Nota: 8.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Crónica de un Ser Vivo, de Akira Kurosawa






El Sr. Nakajima es el adinerado dueño de una próspera fundición industrial. Tiene fortuna, mujer, hijos, amantes y algún que otro vástago no reconocido. A pesar de su fuerte carácter, ha ido adquiriendo con los años un terror casi irracional a que Japón vuelva a ser atacado con bombas atómicas o peor aún, con bombas H, lo cual hace que acometa proyectos cada vez más extraños que le están llevando a él y a su familia a la ruina. Sus familiares acuden a un Tribunal de Familia para incapacitarle legalmente ya que según ellos no rige bien y si continúa así puede llevar a todos sus seres queridos al desastre.

Apenas 10 años después del final de la Segunda Guerra mundial, Akira Kurosawa habla por primera vez en su filmografía del terror nuclear, los bombardeos atómicos y sus repercusiones en Japón (no será la última vez, volviendo al tema en “Rapsodia en agosto” o en uno de los episodios de “Los Sueños”) encarnándolo todo en el curioso personaje del Sr. Nakajima, un como siempre increíble y casi irreconocible (tardé un buen rato en ver que era él) Toshiro Mifune, que con tal de escapar de las nubes radioactivas es capaz de dejar toda su vida y llevarse a sus seres queridos a Brasil, lugar aparentemente seguro.

Somos testigos de su proceso de caída a la locura gracias al personaje del Dr. Harada (interpretado por otro clásico de Kurosawa, Takashi Shimura), un dentista que trabaja a media jornada en el Tribunal de Familia, que intenta comprender y justificar el miedo de ese hombre ante un horror tan grande como es un bombardeo atómico. En su investigación verá como ya no solo Japón, sino el resto del planeta, parece haber olvidado lo terrible de los acontecimientos recientes o peor todavía, cómo ya trae sin cuidado el hecho de que el mundo pueda ser destruido en cualquier momento.

A pesar de que no es una de las mejores de Kurosawa “Crónica de un Ser Vivo” sigue siendo una estupenda película, recomendable a pesar de que el tema que trata no es una preocupación en el mundo actual y ya está superado (como lo han superado los personajes de la película, claro). Bajo el telón del apocalipsis del Sr. Nakajima podemos disfrutar de uno de esos dramas que tan bien hace Kurosawa, drama familiar en este caso al sentirnos divididos entre el personaje de Nakajima al cual con el paso del film vamos comprendiendo cada vez más, y el resto de su familia que ve como todo su mundo se está viniendo abajo sin poder hacer nada por arreglarlo.

Es cierto que en ocasiones, sobre todo en la parte central de la película, la acción se hace un poco lenta aunque puede que esto sea porque el tema de las bombas a nosotros ya nos queda muy lejos, pero estos momentos quedan perfectamente camuflados bajo las interpretaciones de los dos protagonistas, que bordan sus papeles añadiendo mucho más drama a la historia de la que esta de por si tiene.

Pero no debemos pensar aún así que estamos ante una película menor, pues tiene escenas increíbles como la de la tormenta y el bebé, el tragicómico momento muy del estilo de Kurosawa en que una de las hijas de Nakajima refresca y limpia a los mugrientos trabajadores de la fundición con una manguera o la presentación del propio Nakajima. Además si la parte central del film como hemos dicho puede ser un poco pesada, todo queda compensado con la última media hora de película, cuando Nakajima decide tomar medidas más drásticas para convencer a su familia y el inesperado giro final que sufre el industrial a manos de sus trabajadores. Toda una lección interpretativa de manos de Mifune y Shimura nos dejan con el corazón en un puño e incluso a fecha de hoy, más de 50 años tras Hiroshima y Nagasaki, nos da un golpe de atención, obligándonos a no olvidar como el mundo cambió mucho más de lo que parece desde aquellos fatídicos días.

Y no me cansaré de repetirlo, que grande es Mifune.


jueves, 9 de diciembre de 2010

The Mist, de Frank Darabont




En noviembre de 2007, salía a la luz la nueva película de Frank Darabont “The Mist”. Una vez más el director americano se lanzaba a una adaptación de un relato de Stephen King, estrategia que hasta la fecha le ha funcionado muy bien (“The Green Mile”, “The Shawshank Redemption”).
En un pequeño pueblo de Norteamérica, después de una violenta tormenta, aparece una extraña y densa niebla que obliga a los habitantes a encerrarse en sus casas o comercios ya que todo aquel que entra en la oscuridad muere inevitablemente. Un grupo de ciudadanos deberá sobrevivir en el interior de un supermercado a los peligros que acechan en la niebla, pero pronto verán que los peores problemas no vienen precisamente del exterior.
Antes de nada diré que a pesar de no ser muy aficionado al cine de terror, “La Niebla” me parece una buena película y la disfruté mucho. Ya desde el principio del film Darabont, emplea su buen hacer como guionista y director, para definir sin complicaciones a todos los personajes dejándonos muy claros además, antes incluso de que llegue la misteriosa niebla, los potenciales conflictos que habrá entre ellos en un futuro. Los rencores entre los dos vecinos protagonistas, la insoportable “iluminada divina”, el “pequeño hombrecillo” que llena las bolsas de la compra, el cual resultará ser mucho más de lo que aparenta…en definitiva una especie de micro comunidad que bien puede representar cualquier punto geográfico de los Estados Unidos.
Todos se verán superados cuando llegue el terror sin forma de la niebla, de la cual nadie puede sobrevivir si se adentra, y mostrarán sus verdaderas caras al resto de “compañeros de supervivencia”. Y como para no verse superados, porque el director sabe tenernos en tensión y muy atentos durante toda la película, desvelando con cuentagotas los horrores que aguardan en la oscuridad y llevando a los personajes (y al espectador) cada vez más al límite de sus fuerzas tanto físicas como mentales. Cuando parecía que el horror había alcanzado su tope, se descubre siempre un poco más hasta llegar a una clara idea: no hay escapatoria ni salvación posible. Y claro, el conflicto entre los supervivientes del supermercado está servido, el cual hará que los protagonistas no solo se olviden, sino que casi prefieran, enfrentarse a la niebla que permanecer en esa casa de locos.
En general me parece que la gente ha sido muy dura con la intención de Darabont de “contar algo” en vez de hacer una peli de terror sin más. Yo creo que ha conseguido las dos cosas, y con bastante éxito. Vale que es todo muy obvio en ocasiones, sobre todo el personaje de la loca iluminada, pero en el año 2007, cuando en vez de la crisis en la economía lo que preocupaba al mundo (y a los Estados Unidos especialmente) eran los terroristas, las cartas con Antrax y ese tipo de cosas la situación no era demasiado diferente y los Estados Unidos se agarraban a un clavo ardiendo con tal de sentirse seguros frente al “amenazador” mundo que tenía alrededor. El cine y la literatura de terror siempre han sido un método para purgar los miedos de las sociedades de cada época y "The Mist" no es ninguna excepción, lo cual me parece muy bien.

Además, más que una película sobre su tiempo creo que se puede extrapolar a una película que nos lleva a pensar lo que pasa en cualquier supuesta civilización cuando todo se va al garete. Dice un personaje “La gente es civilizada mientras puedas pulsar un botón y una ambulancia viene a ayudarte”, es la frase que me parece resume mejor las intenciones e ideas del film.
La realización de la película es bastante buena, limpia y funcional como Darabont sabe hacer (por eso no entiendo las críticas de mucha gente, el tío va a lo que va y no se anda con tonterías ni filigranas artísticas), aunque hay algunas cosas que a mi gusto sobran como las horribles correcciones con zoom que hace la cámara, supongo que por aquello de darle más realismo a la acción, o una música en los últimos 15 minutos de la película que no pega ni con cola. Pero todo esto queda compensado con otros planos y escenas muy buenas como el ataque al supermercado de "lo que hay en la niebla" o la incursión a la farmacia en busca de medicinas. Además, toda la película tiene un aire de serie B mucho más cuidado de lo que puede parecer a simple vista, cosa que le sienta muy bien.

Si queréis pasar un mal rato (en el buen sentido de la palabra) y ver una buena película en una tarde de lluvia, “The Mist” es una elección obligada del cine reciente.

"Toy Story 3", ¿dónde están mis juguetes?

En 1995, una empresa desconocida para la mayoría del mundo, estrenó la primera película de animación digital de la historia del cine. La película se llamaba Toy Story y la "pequeña" empresa Pixar. Eran los inicios de un nuevo tipo de cine: cine de dibujos para adultos. Y la jugada les salió perfecta. Millones de recaudación, millones de espectadores y lo más importante, una película de calidad y a la altura del cine con actores de carne y hueso. Mucho más de lo que se puede pedir para una ópera prima.

Con Toy Story comenzó una de las sagas más importantes de la historia del cine. Sólo tendríamos que esperar cinco años para ver la segunda parte y darnos cuenta de que el éxito no era fruto de un día. Los juguetes volvían a la carga mejorados y superando a la primera entrega.

Luego llegarían otros exitos: Monsters Inc (2001), Buscando a Nemo (2003), Los increibles (2004), Cars (2006), Ratatouille (2007), Wall-E (2008), Up (2009). Pero seguíamos sin rastro de los juguetes.

Y ahora, en plena moda de trilogías, secuelas, precuelas, remakes, y demás sinónimos de película "sacacuartos", apareció Pixar como faro en la niebla para demostrar que la calidad de una película no es inversamente proporcional al número que lleve en el título. Y lo digo ya, Toy Story 3 es la mejor película del 2010. Un broche final perfecto para la saga de los juguetes animados. 


La película comienza con una secuencia de acción y aventuras que capta la tención del espectador desde el primer segundo. Todo un espectáculo digno de las grandes superproducciones de Hollywood. Aquí no hay tiempo para las presentaciones, ni falta que hace. Y de esta reflexión nace la duda más grande que me crea la película. Alguien que no ha visto las dos primeras entregas, ¿podría llegar a emocionarse tanto como alguien que si las ha visto?. Creo que no. Porque si algo tiene esta saga es que la hemos visto nacer y crecer. Y ese es el verdadero tema de la película, el paso del tiempo.

El punto de partida del argumento es que Andy se va a la universidad. Woody, Buzz y compañía, se verán relegados a formar parte del trastero pero una equivocación les lleva hasta Sunnyside, una guardería que a primera vista parece el cielo de los juguetes pero que terminará convirtiéndose en una cárcel. Comienza entonces una cuenta atrás para volver a casa antes de que Andy se vaya.

El guionista Michael Arndt ("Little Miss Sunshine") crea un mundo tan perfecto que da miedo. Los personajes, las acciones, las situaciones, los cambios de registro, los giros, el ritmo... no deja ningún fleco suelto. Es un guión donde se mezclan muchos géneros y esto es muy difícil de conseguir. Como se pasa de una secuencia dramática a una comedia, o a una de acción, y todo tiene un sentido y una lógica aplastante. Y toda esta maestría se transforma en  emoción para al espectador que pasa de reír a llorar en 10 segundos.

Llama mucho la atención el tratamiento del "malo de la peli", el oso Lotso, muy alejado de lo que estamos acostumbrados en este tipo de cine. Un personaje con un rencor y una maldad que llevará hasta sus últimas consecuencias.  


Homenajes al cine carcelario o de evasión y a múltiples películas. Guiños a España, con el Buzz Lightyear hablando en andaluz (un gran acierto). Un Ken que hará las delicias de todas las Barbies del mundo. En fin, una película que tiene de todo, amistad, amor, humor inteligente, acción, aventura, drama... y así podría seguir enumerando infinidad de atributos para terminar diciendo que es una película que hay que ver si o si. Da igual tus gustos cinéfilos, da igual que te guste Tarkovsky o Jackie Chan porque Toy Story 3 es de esas películas que consigue unificar todas las opiniones.

En otras circunstancias diría que con tres es suficiente y que sería muy difícil superar esta última entrega pero conociendo a estos genios de Pixar cualquiera dice que no a una cuarta parte, y a una quinta, sexta, séptima...

Por cierto, ¿creéis que puede ser la primera película de animación que se lleve el Oscar como Mejor Película?

Nota: 9,5.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Gentlemen Broncos, patetismo entrañable

Los señores Jared y Jerusha Hess (marido y mujer) se dieron a conocer en el 2004 con el estreno de “Napoleon Dynamite” (2004), una pequeña película independiente que entró en el panorama cinematográfico arrasando a su paso y convirtiéndose automáticamente en una de esas películas llamadas de culto. Posteriormente lo intentaron con “Super Nacho” (película que no he visto) que no obtuvo el éxito esperado y en el 2009 volvieron a la carga con la película que paso a comentar, “Gentlemen Broncos”.

Que nadie se equivoque, “Gentlemen Broncos” no es una comedia. Es un ejercicio de buscar una media sonrisa dentro del patetismo de unos personajes. En ningún momento hay chistes ni opción para la carcajada porque es una película sobre la vida, y la vida no es graciosa, aunque tiene sus momentos.

Los maravillosos créditos iniciales nos ponen en situación de lo que vamos a ver. Añejas portadas de libros de ciencia ficción mezcladas con objetos para la confección de ropa. La ficción y la realidad. Lo exótico traído hasta la puerta de nuestra casa. Conseguir lo simple, a partir de un trabajo complejo. Que un chico de pueblo consiga su sueño.



Benjamin Purvis (Michael Angarano) es un joven aspirante a escritor de ciencia ficción que se prepara para asistir a una convención literaria en la que participa su ídolo, el escritor Ronald Chevalier (Jemaine Clement). En la convención hay charlas, talleres y lo más importante, un concurso de relatos, con el premio de publicar la obra ganadora. El problema surge cuando vemos que el exitoso y egocéntrico, Ronald Chevalier, se encuentra en un período de sequía creativa y plagia la obra de nuestro protagonista para escapar de los problemas con su editor.

Por otro lado tenemos a Tabatha (Halley Feiffer) y al extraño Lonnie Donaho (Héctor Jiménez), dos jóvenes del pueblo, que engañan a Purvis para comprarle la idea de su novela y llevarla al cine, de manera bastante económica y casera. Todo se convierte en un gran fracaso, la película es un desastre, y además, Chevalier demanda a los jóvenes por plagio. Una bola de nieve que hace que el joven introvertido y tímido Benjamin Purvis, tenga que tomar las riendas, eso sí, con un poco de ayuda externa.

La película está contada desde el punto de vista del montaje paralelo. Por un lado la realidad de Purvis y por otro la ficción de su novela. Generalmente, cuando se utiliza este tipo de montaje se intenta que una parte complemente a la otra pero en este caso, el aporte no es tan directo. En cambio si consigue apoyar al ritmo del film. Las dos historias avanzan del mismo modo pero cada una en su mundo.


Sam Rockwell es el protagonista de la novela, Bronco, un guerrero futurista al que roban una de sus gónadas para crear un ejercito de clones. Una puesta en escena de serie B, aunque con mucho gusto e ingenio. Se aprecia un cambio en la realización, mucho más simple y torpe pero sin alejarse demasiado de ese aire casposo de la historia real. Otro detalle importante es el cambio que se produce en las secuencias de la novela cuando ésta es contada por Purvis o por Chevalier, uno de los puntos más cómicos de la película. El peludo y barbudo guerrero Bronco, se ve transformado en una especie de Príncipe de Beckelar con mayas y capa rosas. Lo cual encaja perfectamente con la personalidad de cada personaje.

Todos los actores están a la altura de la situación. Sus gestos, sus caras, todo refleja ese patetismo entrañable. Ese perfecto ángel de la guarda, Dusty (Mike White), todo un descubrimiento con sus pintas de heavy-light de los 80 y sus rarezas, como disparar dardos untados en heces con una cerbatana. Todos los personajes parecen salidos de un circo de principiantes, y ahí es donde radica su fuerza, en esa ingenuidad y esa ignorancia adorable.

Punto y aparte merece la madre del protagonista Judith (Jennifer Coolidge), que desde el primer plano hasta el último muestra el amor incondicional hacia su hijo. Un amor puro y real, que no está cubierto por el típico amor de madre luchadora “hollywoodiense” que metralleta en mano puede arrasar un país para ayudar a sus vástagos. Todo eso no es necesario, una madre real lucha en el mundo real y muestra su cariño con los detalles más insignificantes que son los que realmente importan.

Todo el mundo creado por el matrimonio Hess se encuentra en esa línea que separa lo estúpido de la genialidad. “Gentlemen Broncos” es una película que parece una caricatura de la realidad, todo resulta exagerado y muy teatral pero si consigues entrar en ese juego disfrutarás de una de esas pequeñas joyas del cine, una película hecha sin pretensiones de ninguna clase y que lo único que intenta es contar un cuento.

Si te gusta Alexander Payne, Wes Anderson o Judd Apatow (otra de mis debilidades), te gustará.

PD: después de los créditos hay un plano que no tiene ninguna importancia para la película, más bien parece una toma falsa, pero si os gusta Sam Rockwell (como a mi) no os lo perdáis.

Nota: 8.

martes, 30 de noviembre de 2010

Nausicaä en el Valle del Viento, de Hayao Miyazaki



Han pasado más de mil años desde los “Siete días de Fuego”, la destrucción de la civilización a manos de los dioses guerreros, terribles armas creadas por la propia humanidad. Por si esto fuera poco, los supervivientes mueren inexorablemente por la expansión de las zonas contaminadas, junglas que expulsan aire venenoso a la atmósfera, habitadas por insectos gigantescos e invencibles que se muestran terriblemente hostiles contra la humanidad.

Algunas zonas, sin embargo, aún son habitables y tranquilas, como el Valle del Viento, hogar de Nausicaä, princesa de esas tierras, adorada por su pueblo y la única que parece moverse cómodamente en las mortíferas selvas. Pero la paz del Valle del Viento se ve arruinada cuando una nave del reino de Tolmekia se estrella en el valle, haciendo conocedores a sus habitantes de un peligrosísimo plan Tolmekiano para destruir las zonas contaminadas. Nausicaä debe evitar el desastre, protegiendo no solo su valle sino los reinos vecinos y hasta la propia zona contaminada.

El director de anime más conocido tanto en Japón como en occidente, Hayao Miyazaki, llevó en 1984 al cine la adaptación de su comic sobre la princesa Nausicaä en la que sería una de sus películas más reconocidas. Si bien esta no es su primera película (se había encargado del largometraje de animación más aclamado sobre el personaje de Lupin III “El castillo de Cagliostro”), sería esta la que le permitió formar su estudio Ghibli tal y como se conoce ahora.

El film en si mismo se puede considerar prácticamente una guía de uso para ver cualquiera de las películas del director, mostrándonos ya sus temas carácterísticos: el ecologismo, el conflicto intergeneracional entre jóvenes y ancianos y el necesario respeto a los más mayores, la afición de Miyazaki por la aviación (como se verá en otra de sus obras Porco Rosso)…y por supuesto, una protagonista femenina fuerte y de gran carácter.

Muy lejos de los asiliconados y excesivamente masculinizados prototipos de “heroína dura” que nos está vendiendo Hollywood últimamente, Nausicaä es una joven que sin perder su tacto y aptitudes femeninas es toda una princesa guerrera. Posee una fuerza y un carisma muy por encima de cualquier otro personaje, incluso de su enemiga, también mujer por cierto, la belicosa princesa Kushana de Tolmekia.

No es casual claro, que solo el personaje salvador de Nausicaä, tenga la habilidad de volar por el devastado planeta que pretende proteger, planeta que gracias a una dirección artística y una animación muy cuidada (trabajó en el film Hideaki Anno, futuro fundador del estudio Gainax y responsable del famoso anime Evangelion), resulta al espectador tan atractivo y misterioso como amenazante y peligroso. El aspecto “steampunk” del film (o casi podríamos decir “medievalpunk”) otro constante del resto de obras de de Miyazaki, es otro punto a favor ya no solo visual sino dentro de la propia historia, mostrándonos la indefensión de una humanidad en clara decadencia frente a la fuerza de la naturaleza desatada en las selvas contaminadas.

Además del trabajado aspecto visual de toda la película las relaciones entre los personajes están muy bien cuidadas, dando un conjunto más que sólido a la historia, que nos irá desvelando secretos de cada uno de ellos así como de los misterios que se ocultan en las selvas contaminadas.

La música, a cargo de Joe Hisaishi, viene como anillo al dedo a esta película, usando sintetizadores e instrumentos como el sitar para enrarecer aún más el ambiente y dando al planeta un aire si cabe mucho más lejano y extraterreste.

Una película redonda, que se deja ver muy bien y que a pesar de los años no ha envejecido en absoluto.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

The box, la caja de Richard Kelly

Un hombre llega a tu casa con una caja. Dentro hay un dispositivo con un botón. Si aprietas el botón ocurrirán dos cosas. Primera, un persona que tú no conoces morirá, y segundo, tú ganarás 1 millón de dólares. Este es el punto de partida de la tercera película de Richard Kelly.

El argumento está basado en un relato corto de Richard Matheson publicado en 1970 y titulado "Botton, botton". Aquí os dejo el enlace para que podáis leer el relato traducido al castellano (Podéis leerlo sin problema, la película difiere mucho del relato):

Matheson es uno de los escritores más importantes e influyentes en cuanto a ciencia ficción y horror. Una de sus obras más conocidas "I am legend" ha sido llevada a la gran pantalla en numerosas ocasiones, al igual que la adaptación de "El increible hombre menguante". También ha participado como guionista en la serie televisiva "La dimensión desconocida" (The Twilight Zone). Y tampoco hay que olvidar la magnífica "El diablo sobre ruedas", la primera película de Steven Spielberg.

Al pobre Richard Kelly le pesa demasiado el éxito de su primera película "Donny Darko". De la noche a la mañana paso de ser un desconocido a uno de los directores con mayor proyección de futuro y esto es algo muy difícil de llevar y muy injusto. Injusto porque serás mirado con lupa por gente del cine, críticos, espectadores y siempre compararán tu última película con la primera. Pero yo creo que es un buen director y sino tiempo al tiempo.

Lo primero que llama la atención en la película es la fotografía y la ambientación. Yo soy de la opinión de que todas las películas deberían estar ambientadas en los 70, la luz, las casas, los decorados, el vestuario.. todo me parece más bonito. Situar el argumento en esos años y en ese tipo de familia perfecta estadounidense creo que es un acierto porque siempre que ves algo perfecto sabes que la mierda está escondida por algún lado. La luz difuminada lo envuelve todo como si estuviéramos viendo una ensoñación hace que el espectador acepte la ficción dentro de la realidad. El papel pintado del hogar apoya todas esas simetrías en los planos, mostrando esa sociedad encajonada en el sueño americano.


Poco a poco vamos descubriendo la conspiración alienígena y la verdadera utilidad del botón. La atmósfera es cada vez más enrarecida, todos los secundarios parecen sospechosos y la tensión aumenta a cada minuto. Este juego resulta apasionante para el espectador que no sabe lo que ocurre ni como va a acabar, pero entonces da la impresión de que el guión se le va de las manos. Opta por la salida fácil y muestra demasiado, todo el misterio inicial se pierde, y acaba por contarte más de lo necesario. Hay que dejar alguna incógnita para que la rellene el espectador, si se lo cuentas todo, se siente insultado. Como decía Billy Wilder: "A diferencia de otros directores que dicen que dos y dos son cuatro, Lubitsch dice dos y dos... y eso es todo. El público saca sus propias conclusiones".

Al final, la película de ciencia ficción se convierte en un thriller y se rompe el ritmo de la narración. Los protagonistas buscan la verdad a toda costa llegando a actuar de manera irregular e inverosímil. La conclusión no es sorprendente, porque se ve venir, pero tampoco defrauda. Mantiene la lógica que ha llevado a lo largo de todo el argumento.

Los actores son uno de los problemas más importantes de la película. No me creo a Cameron Diaz en ese papel de madre modelo, todo el trasfondo psicológico del personaje no pertenece a esa cara, y tampoco al flojo James Marsden que se tambalea entre el estatismo y la búsqueda de la verdad. El guión trata mal a estos personajes, no crean ninguna afinidad con el espectador, da igual que les pasen cosas buenas o malas, no hay empatía ni te sientes identificado con ninguno de los dos. Además los mejores personajes son para los secundarios, el misterioso Arlington Steward (Frank Langella), el hombre que va de casa en casa ofreciendo el dispositivo del botón. Y el inquietante Charles (John Magaro), un joven que con un simple gesto de manos es capaz de helarte la sangre.

Aún con sus fallos, "The box" es una buena cinta de ciencia ficción. El guión podría estar un poco más pulido pero es resultón. La dirección es impecable, el ritmo, y sobre todo la atmósfera creada por Kelly que es lo más acertado del film.

Nota: 7.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Distric 9, bichos y algo más

En el 2005, un desconocido Neill Blomkamp realizó un cortometraje "Alive in Joburg" que no conoceríamos hasta años más tarde. La premisa era muy original y la dirección apuntaba maneras. Fue Peter Jackson el que se fijó en él y le fichó para llevar a la gran pantalla la adaptación del videojuego "Halo". El proyecto se suspendió y entonces fue cuando Blomkamp le presentó Jackson un guión escrito por él mismo, "Distric 9", y que estaba basado en la idea de "Alive in Joburg".


"District 9" se convirtió desde antes de su estreno en un fenómeno de hacer dinero, gracias a internet y a una buena campaña de marketing (los estadounidenses no fallan en estas cosas). Pero más allá del tema económico, hay que reconocer que la película es una montaña rusa de diversión y sobre todo una película muy inteligente.

Todo comienza hace veinte años, cuando una nave alienígena aterriza sobre Johannesburgo. Llevábamos mucho tiempo sin que una nave extraterrestre no aterrizara en Nueva York, Los Ángeles, Washington... o cualquier ciudad norteamericana. Pero lo más original es lo que ocurre después. No hay grandes guerras, ni luchas, ni el presidente norteamericano tiene que pilotar un avión para salvar a la humanidad. La situación evoluciona como si se tratara de una migración, algo a lo que estamos muy acostumbrados. Y el problema surge de la falta de conocimiento, de la poca comunicación entra razas, de las diferencias sociales, culturales... os suena. 

La primera mitad de la película es espectacular. Desde el primer minuto Blomkamp consigue captar la atención del espectador de manera abrumadora. El estilo documental (aunque yo diría que es más estilo televisivo) es un punto de partida arrollador. En los primeros 15 minutos, la película nos ofrece tal cantidad de información que parece mentira como el espectador es capaz de asimilarlo todo. Y esto es gracias al estilo de narración.


Todo el argumento está sujeto a, Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley). Es un antihéroe, no tiene seguridad en sí mismo, tartamudea, los demás no le respetan, pero le gusta su trabajo, lo hace bien y tiene valor para hacer lo que otros no se atreven, que es acercarse a los alienígenas y hablar con ellos. Pero todo le sale mal y se convierte en una marioneta que tiene que cortar sus hilos para volver a ser el mismo de antes. La evolución del personaje es perfecta, llegas a creerte el final porque todo el valor y la fuerza interior del personaje está ahí desde el principio. Un trabajo excepcional de Sharlto Copley que no fue recompensado con la nominación al Oscar, una lastima.

El "problema" (lo pongo entre comillas, porque bendito problema) es la segunda parte de la película. El discurso sobre el Apartheid, la crítica hacia el racismo y la falta de tolerancia se pierde en pos de la acción pura y dura. No digo que este mal el giro, pero tendría que haberse retrasado un poco más en el minutaje. Así parece que hay dos películas en lugar de una. La realización de las escenas de acción es impecable, la cámara no se percibe (salvo en unos planos de videojuego en primera persona, que en mi humilde opinión sobran). Los efectos digitales son espectaculares, la interacción entre extraterrestres y humanos es perfecta y en su justa medida.

Y poniéndome tiquismiquis, el último plano de la película sobra. Entiendo que el espectador quiera ver la última fase del protagonista pero el sentido que tiene la rosa de hojalata ya lo hemos visto en la secuencia anterior. Y además, es un plano muy feo de tamaño y de encuadre. Este tipo de comentario, tan escrupuloso, debería eliminarlo pero realmente es lo que pienso. Y en películas tan buenas, los detalles cobran una mayor importancia. Pero bueno, un mal plano no es capaz de empañar una gran película.


En conclusión "District 9" es una de esas películas que crean fans. Y es estimulante saber que todavía queda originalidad en Hollywood, o por lo menos visión y captación de esa originalidad. Con su opera prima, Neill Blomkamp demuestra una inteligencia propia de directores más curtidos. Esperaremos con ansia su próximo largometraje.

Nota: 9.


domingo, 14 de noviembre de 2010

Moon, ciencia ficción de antaño

Duncan Jones empezó su carrera en el campo de la publicidad y los videoclips antes de pasarse al cine con el cortometraje Whistle (2002) que le dió la oportunidad de debutar en el mundo del largometraje con Moon (2009).

Las influencias de otras películas de ciencia ficción son claros y arriesgados. El ritmo de 2001 Odisea en el espacio(Stanley Kubrick), la soledad de Naves misteriosas (), la atmósfera asfixiante de Solaris (Andrei). Pero Duncan Jones sale del escollo reforzado y como un director valiente. Tenemos al personaje de Gerty (Kevin Spacey) una especie de Hal9000 pero en modo "No matar". Y los parecidos no sólo se limitan a decorados y ambientes sino también al guión con la similitud de la fecha de caducidad entre los clones y los Nexus-6 de Blade Runner (Ridley Scott).


Sam Rockwell realiza uno de sus mejores papeles por el momento y espero que poco a poco se convierta en uno de los grandes (es uno de mis actores fetiche). El papel es muy jugoso para cualquier actor y Rockwell consigue sacarle todo el partido. Consigue diferenciar muy bien la manera de actuar y el estado de animo de cada clon. Los gestos de la cara y la manera de hablar dan a entender la superioridad  de uno frente al estado de degradación del otro.

La banda sonora corre a cargo de Clint Mansell y el trabajo es perfecto. Una melodía que acompaña la cadencia y la atmósfera de la película y que en ningún momento adquiere demasiado protagonismo. Pasa desapercibida durante todo el metraje pero está ahí. Melodía repetitiva que aumenta la tensión a cada minuto pero siempre sabiendo que su posición está por detrás de la imagen.

La película comienza con una secuencia que es un anuncio de la empresa Lunar Industries. Realmente no creo que sea necesario. La información que ofrece no es tan importante como para abrir la película y la trama no va por esos caminos. Es algo muy superficial en comparación al conflicto interno al que se van a enfrentar los personajes. La película debería empezar con el plano de las piernas de Sam Bell corriendo en la cinta. Es un plano más bonito y con mucho más mensaje porque enseguida ves al protagonista como un hámster corriendo en la rueda. Justo lo que es Sam, una coballa humana.


El problema de la película es que a la mitad de metraje se desinfla. Después de haber dado un giro argumental y contado el conflicto (los dos son clones), no consigue mantener la atención del espectador. Y el problema viene tanto del guión como de la dirección, el conflicto interno de los personajes al enfrentarse es muy ligero y una situación de esa categoría sería fuente de mucho diálogo, discusión, búsqueda de la verdad y todo esto lo vemos de manera superficial. Falta pegada. Y es una verdadera lástima porque es la única pega que se le puede sacar a esta maravillosa película que recupera el sabor de los buenos films de ciencia ficción y que ya se hechaban de menos. Basta ya de tanto efecto digital, ¡VIVAN LAS MAQUETAS Y DECORADOS!.


Nota: 8

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Publicidad=cine?

La respuesta a la pregunta del título sería: Si, pero no en España. Y no creo que sea un problema de creativos, realizadores, o técnicos, sino un problema de empresas que no tienen claras sus líneas de marketing.

Si viera la televisión durante un día entero, estoy seguro de que vería 100 veces un anuncio de Orange (campaña aplastante en cuanto a apariciones televisivas). Y después de ver el anuncio 100 veces seguiría sin saber lo que me están vendiendo. ¿Por qué? Muy sencillo, el contenedor es muy feo, y lo que es más importante, el contenido no existe.

Que tienen otros anuncios que si recordamos. Un gag, una buena canción, un slogan pegadizo, una buena realización, una buena IDEA.


Aquí arriba tenemos un buen ejemplo de anuncio completo. Buena realización (David Fincher, así cualquiera), una buena canción (una remezcla de "The Ecstasy of gold" de Ennio Morricone, así cualquiera) pero lo más importante (esto no lo hace cualquiera) es que vende una idea muy fuerte, SUPERACIÓN. Una idea intrínseca al ser humano y que se puede aplicar en cualquier faceta de nuestra vida, no tenemos que ser atletas de elite para querer esforzarnos en ser mejores.

¿Qué quieres ser en la vida? ¿Qué te gustaría ser? Pues lucha por ello. Y para conseguir tu objetivo no necesitas pisotear al de al lado. Algo que la televisión, la sociedad y la educación española nos ha vendido durante toda nuestra vida. No voy a decir esa estupidez de que lo importante es participar. Lo más importante es demostrarse a uno mismo que ha hecho todo lo posible por mejorar.

Increible ver como un anuncio de 1 minuto nos enseña la vida de dos chicos. Vemos la ecografía, su infancia, su juventud, como fracasan en otros deportes, hasta que sus caminos se encuentran. No hay buenos ni malos, no hay dos equipos, no hay dos colores. Y entonces se muestran los que para mi son los mejores planos del anuncio. Los dos niños cayendo en su cama con una sonrisa en la cara. Se mantiene la idea de "jugar", abandonar la parte monetaria del deporte y dejar la esencia. Deporte=jugar=diversión.

Es una lastima ver como la publicidad que vemos en este país se ha alejado tanto del cine en los últimos años. Supongo que llevada de la mano por ese descenso en la calidad televisiva. Pero da más miedo ver la estrepitosa caída en la calidad de las ideas de la publicidad. La idea ya no importa, lo importante es que mi anuncio salga 100 veces al día. Mucho cuidado porque eso nos convierte a nosotros (espectadores) en monos de laboratorio. Si enseño a una mono a apretar un botón durante todo el día, puede que al final del día apriete el botón por si solo.


Y termino con un anuncio de Ridley Scott (cuando todavía era bueno) para Apple. Un anuncio que viene al pelo de toda la parrafada que acabo de soltar.

De parte de un mono, para todos los monos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Johnny Mnemonic, cyberpunk descafeinado

Johnny Mnemonic (1995) es una película dirigida por Robert Longo y que está basada en un relato corto de William Gibson uno de los padres del cyberpunk. Cyberpunk, genero literario nacido en los 80 y en el que se mezcla la ciencia avanzada con un cambio radical en el orden social. Diferencias sociales muy grandes. Los ricos son muy ricos, los pobres muy pobres. Los ricos están corruptos por el poder y el dinero. Los pobres piensan en la revolución y en destruir el orden social establecido. Buscan el caos del que surgirá una nueva era más igualitaria. Os suena, lo hemos visto millones de veces, desde Blade Runner a Matrix, y Gibson fue uno de los primeros que lo escribió. Que pena que todo esto no se plasmara en la película. La función de director es más importante y difícil de lo que parece.
Robert Longo fue un artista que desarrolló la mayoría de su obra en pintura y escultura, aunque también tiene un cortometraje de 80 minutos, Arena Brains (1987).
Johnny (Keanu Reeves) es un transportador de información. Un implante en su cerebro le permite copiar grandes cantidades de datos (160 "impresionantes" Gigabytes). Las grandes compañías utilizan las "mulas cibernéticas" para introducir información secreta en otros países.
El motivo por el cual Johnny realiza este trabajo es meramente económico pero con un trasfondo más sentimental. Necesita un millón y medio de dólares para quitarse el chip de la cabeza y recuperar su memoria. Es un personaje sin pasado, mejor dicho, con un pasado que no recuerda. Este planteamiento parece interesante pero todo se pierde a los diez minutos cuando te das cuenta de que la película va a tirar por otro lado. Un personaje de estas características podría ser utilizado de infinitas maneras que conseguirían atrapar al espectador. Ir descubriendo poco a poco el pasado de Johnny haría que nos preocuparan sus aventuras pero no hay nada de esto en todo el film. Y este vago Macguffin, se diluye en un argumento que aboga más por los tiroteos que por la profundidad de los personajes.
Todo se tuerce cuando Johnny tiene que realizar un último trabajo, transportar unos archivos de 320 Gigas de peso. Algo que supera por mucho la cantidad máxima de su cerebro. El exceso de datos obliga a Johnny a deshacerse de esa información antes de 24 horas o su cerebro sufrirá una sobrecarga y morirá. Además, durante la carga, los Yakuza atacan el piso franco para hacerse con la información. Los Yakuza son la mafia más importante del planeta y son contratados por las grandes compañías para que les hagan el trabajo sucio. Y si además, la mafia esta dirigida por Takeshi Kitano, no hay nada más que hablar.
Para descargar los datos, Johnny necesita tres imágenes aleatorias copiadas durante la carga de datos pero en el ataque de los Yakuza, dos de las imágenes caen en manos enemigas. Comienza entonces una carrera para entregar esa información antes de que sea demasiado tarde. En su periplo conoce a Jane (Dina Meyer). De ella sólo sabemos que trabaja en un bar de mala muerte pero nada más. No sabemos si es camarera, bailarina, prostituta... algo, dime algo, necesito saber de los personajes para empatizar con ellos. Lo único que nos cuentan es que Jane tiene el STN, Síndrome del Temblor Negro, una especie de virus que ataca a todos aquellos que lleven en su interior algún tipo de mecanismo electrónico.
Johnny conoce a J-Bone (Ice-T) jefe de los Lotecs. La resistencia que lucha por derrocar el régimen establecido. Y aquí descubre que los datos que lleva en su interior son la cura para el STN. Se establece una lucha entre la individualidad de Johnny y la responsabilidad de poder salvar millones de vidas. Pero esto tampoco lo vemos en la pantalla, los cimientos están ahí pero la casa está torcida. La relación de amor que se establece entre Johnny y Jane debería reforzar la decisión de obtener la cura por encima del bienestar del sujeto. Pero nada de esto existe en la película.


El personaje de El Predicador (Dolph Lundgren, en la foto) es un símbolo de la hipocresía de la sociedad americana. Es uno de los pocos personajes buenos de la película. Se cree un enviado de Dios para propagar su palabra pero sólo es un pobre loco que es más máquina que hombre. Mata a sus víctimas crucificándolas mientras les suelta un sermón sobre el bien y el mal. Tiene toda esa violencia y referencia políticamente incorrecta que le falta a la película.
Cabe destacar la fantástica interpretación de , un delfín. El único ser vivo capaz de poder extraer la información de la cabeza de Johnny. Es la puntilla que nos da el guionista para demostrarnos que la naturaleza es más sabia que toda la humanidad junta.
Las escenas de acción están mal realizadas, son torpes y lentas. La cámara parece un espectador paralizado, en lugar de participar en ese movimiento. Ese mundo carente de jerarquía social es demasiado "light", hay una falta notable de violencia por parte de todos los personajes secundarios. Los Yakuza deberían infundir miedo haya por donde van, mostrar una violencia más visceral, exagerada y manual, no entrar en una habitación y matar a todos los presentes a golpe de metralleta. Como diría el Joker: "Las pistolas son demasiado rápidas, no te dejan saborear todas esas pequeñas emociones"
Los actores están mal dirigidos, aunque dirigir a Keanu "cara-hielo" Reeves no tiene que ser fácil. Nota mental: hacer un concurso de actores con menos registros de la historia del cine.
El final no lo voy a contar por si alguien tiene la curiosidad de volver a ver esta película, aunque después de leer esto seguramente no os queden demasiadas ganas. Aunque si la película ha pintado en bastos durante todo su desarrollo, el final no va a ser diferente.
"La película es un análisis crítico de hoy visto desde un futuro muy próximo. Todos tenemos que cuidarnos mucho de no perder nuestra humanidad en esta época de información y velocidad"- William Gibson. Que pena que no veamos nada de esto en la película. Una lastima que el Gibson guionista no sea tan bueno como el Gibson escritor. Pero bueno, no se puede tener todo en la vida. Aunque lo intentemos.

Nota: 4.