sábado, 12 de marzo de 2011

Rango, de Gore Verbinski





Saturada como está últimamente la cartelera de mil y una propuestas de cine de animación prefrabricadas, llenas de los mismos chistes aburridos que hace tiempo que dejaron de hacer gracia y con personajes que son meros calcos de la anterior producción en 3D de hace un par de meses (me sorprende la velocidad a la que sacan ciertos estudios sus “fantasías animadas”), llega a la cartelera Rango,de Gore Verbinski (director de Piratas del Caribe), una propuesta diferente, con sus virtudes y defectos, pero que se sale bastante de la tónica general en el cine de animación actual.

Un camaleón sin nombre (Johnny Depp) que vive solo y aislado del resto del mundo en su terrario, soporta su aburrida existencia y sus crisis de identidad representando obras de teatro de su propia cosecha con la única compañía de un pez de plástico y un cuerpo sin cabeza de una muñeca Barbie. Por un revés del destino su hogar es destruido y se encuentra perdido en el desierto. Desesperado y sediento, conoce a un Armadillo místico que le indica el camino a “Polvo”, un pueblo sin ley y con una terrible escasez de agua. Como nadie le conoce ahí y por su tendencia natural de camaleón a camuflarse, más que por el color (que no se le da muy bien) por la imitación de los que tiene alrededor, se presenta como Rango, un duro pistolero de leyenda.

Las circunstancias llevan al pueblo no solo a creerlo, sino a nombrarle sheriff, con lo que empieza su buena vida. Pero el misterioso robo de las pocas reservas de agua que quedaban en el banco le lleva a iniciar una investigación para salvar a “Polvo” y a sus habitantes de la completa desaparición.

Como ya se ha dicho antes, desde el primer momento se ve que Rango es una película diferente en su género, pues resulta ser un western, que aunque está pensado para todos los públicos, es menos infantil de lo que puede uno esperar al entrar en la sala, con secuencias y momentos muy interesantes pero que, supongo que para abarcar el mayor público posible, se ha quedado a medio camino entre una película adulta y una familiar, por lo que no acaba de ser ni lo uno ni lo otro. Personalmente creo que si se hubiera decantado por una película mas “adulta”, podría haber sido un film casi de culto, pero no hay que quitar méritos a los riesgos que se han corrido con chistes y humor más adultos de lo normal (tampoco faltan las gracietas fáciles para entretener a los niños), y unos personajes o situaciones para nada suavizadas o infantilizadas como la muerte o el alcoholismo.

Su parte más típica y de película familiar nos ofrece una historia bastante previsible en algunos momentos, que en el fondo no se sale mucho del resto de producciones animadas de otros estudios (a saber “Ese antihéroe perdedor pero con encanto que termina triunfando en la sociedad”), pero este problema resulta más que compensado con su otra cara, la cara buena, un homenaje al western y al héroe del cine del oeste, con una realización más que llamativa claramente inspirada sobre todo en el cine de Leone, con planos muy poco habituales en el cine de animación actual que se agradecen mucho cuando la estás viendo. Recomiendo por cierto verla en pantalla grande, porque tiene imágenes muy hermosas, impactantes en ocasiones.

Además del estilo Leone, los homenajes al cine del oeste son constantes en el film: el Doctor borracho que tanto nos recuerda al Doc. de “La Diligencia” o un villano serpiente que se parece peligrosamente a Lee Van Cleef, por no hablar de la aparición del "Espíritu del Oeste", que con un poco de imaginación podréis adivinar quien es…generan un mundo que de alguna manera todos conocemos ya y en el que nos sentimos cómodos y muy a gusto.

Pero el punto fuerte de verdad en la película es su ambientación y puesta en escena, estupendas por cierto: el desierto, el pueblo de “Polvo” y sus diferentes decorados, la música tan “del género” que ha compuesto Hans Zimmer, una fotografía muy cuidada, poco habitual e interesante y sobre todo unos personajes extremadamente bien desarrollados artísticamente e incluso

interpretativamente, los cuales fueron “interpretados” por sus dobladores con la acción rodada con cámaras y no solo poniendo su voz en el micrófono. No sé si esto habrá ayudado de alguna manera a la animación, pero sin duda los animadores de Industrial Light and Magic se han lucido en su trabajo y todos los habitantes de “Polvo” me han parecido mucho más vivos e interesantes que los de cualquier otra película de animación que haya visto últimamente, incluidas muchas de Pixar que ya es decir.

Mucho más se podría decir, pero mi consejo es que si queréis pasar un buen rato y ver un curioso western de animación, busquéis una buena sala de cine, siempre con gran pantalla y la disfrutéis.