domingo, 14 de noviembre de 2010

Moon, ciencia ficción de antaño

Duncan Jones empezó su carrera en el campo de la publicidad y los videoclips antes de pasarse al cine con el cortometraje Whistle (2002) que le dió la oportunidad de debutar en el mundo del largometraje con Moon (2009).

Las influencias de otras películas de ciencia ficción son claros y arriesgados. El ritmo de 2001 Odisea en el espacio(Stanley Kubrick), la soledad de Naves misteriosas (), la atmósfera asfixiante de Solaris (Andrei). Pero Duncan Jones sale del escollo reforzado y como un director valiente. Tenemos al personaje de Gerty (Kevin Spacey) una especie de Hal9000 pero en modo "No matar". Y los parecidos no sólo se limitan a decorados y ambientes sino también al guión con la similitud de la fecha de caducidad entre los clones y los Nexus-6 de Blade Runner (Ridley Scott).


Sam Rockwell realiza uno de sus mejores papeles por el momento y espero que poco a poco se convierta en uno de los grandes (es uno de mis actores fetiche). El papel es muy jugoso para cualquier actor y Rockwell consigue sacarle todo el partido. Consigue diferenciar muy bien la manera de actuar y el estado de animo de cada clon. Los gestos de la cara y la manera de hablar dan a entender la superioridad  de uno frente al estado de degradación del otro.

La banda sonora corre a cargo de Clint Mansell y el trabajo es perfecto. Una melodía que acompaña la cadencia y la atmósfera de la película y que en ningún momento adquiere demasiado protagonismo. Pasa desapercibida durante todo el metraje pero está ahí. Melodía repetitiva que aumenta la tensión a cada minuto pero siempre sabiendo que su posición está por detrás de la imagen.

La película comienza con una secuencia que es un anuncio de la empresa Lunar Industries. Realmente no creo que sea necesario. La información que ofrece no es tan importante como para abrir la película y la trama no va por esos caminos. Es algo muy superficial en comparación al conflicto interno al que se van a enfrentar los personajes. La película debería empezar con el plano de las piernas de Sam Bell corriendo en la cinta. Es un plano más bonito y con mucho más mensaje porque enseguida ves al protagonista como un hámster corriendo en la rueda. Justo lo que es Sam, una coballa humana.


El problema de la película es que a la mitad de metraje se desinfla. Después de haber dado un giro argumental y contado el conflicto (los dos son clones), no consigue mantener la atención del espectador. Y el problema viene tanto del guión como de la dirección, el conflicto interno de los personajes al enfrentarse es muy ligero y una situación de esa categoría sería fuente de mucho diálogo, discusión, búsqueda de la verdad y todo esto lo vemos de manera superficial. Falta pegada. Y es una verdadera lástima porque es la única pega que se le puede sacar a esta maravillosa película que recupera el sabor de los buenos films de ciencia ficción y que ya se hechaban de menos. Basta ya de tanto efecto digital, ¡VIVAN LAS MAQUETAS Y DECORADOS!.


Nota: 8

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