viernes, 28 de enero de 2011

"El incidente", genial ejercicio de suspense

M. Night Shyamalan se ha convertido en los últimos años en uno de esos directores alabado por unos y odiado por otros. Ha sido encumbrado como uno de los grandes por películas como "El protegido" o "El sexto sentido" y apaleado por otras más recientes, como "Airbender" o "El incidente". Pero lo que nadie le puede negar es que Shyamalan es uno de los mejores directores del cine mainstream y poco a poco entrará en el olimpo de los grandes directores de la historia del cine.

"El incidente" parte de una premisa muy interesante, la naturaleza se revela contra el ser humano, causando unas extrañas y escalofriantes muertes. Elliot Moore (Mark Wahlberg) es un profesor de ciencias con una fría relación con su mujer Alma (Zooey Deschanel). La pareja, junto con un amigo Julian (John Leguizamo) y su hija Jess (Ashlyn Sanchez) emprenderán un viaje para intentar escapar de las "malignas" fuerzas de la naturaleza.

La película comienza con unas secuencias inquietantes que te meten en la película desde el primer segundo. La autodestrucción del ser humano resulta de una fuerza arrolladora y su crudeza muestra una parte que no habíamos visto en este director. No se oculta nada, las muertes son mostradas en primera persona y con una frialdad digna de cualquier telediario. La atmósfera de suspense está creada desde la primera secuencia, el suave movimiento de la cámara, la tranquilidad de las muertes, la planificación,  una fotografía sobria que irá desarrollándose a lo largo de la historia, la espectacular banda sonora de James Newton Howard..., todo forma un producto que uno hecha de menos muy a menudo y que Shyamalan se encarga de poner en marcha recordando el por qué, de que le comparen con Hitchcock.

La historia muestra un acontecimiento colectivo visto desde el punto de vista individual, una tónica en la filmografía de este director. Vemos como la sociedad americana, llena de miedos e inseguridades reacciona ante un ataque y muestra la incapacidad del ser humano por reaccionar de manera lógica a una situación que le supera y que no comprende.

Shyamalan es uno de esos directores que piensa en el espectador, en llenar una sala y tiene la capacidad de hacer un blockbuster de calidad. Algo muy difícil de ver hoy en día. Y en esta película se enfrentaba a una idea muy compleja de llevar a la pantalla porque no hay un enemigo físico. Mostrar a la naturaleza como asesino implacable supone un reto como realizador y lo supera con creces. Hay secuencias magistrales que te ponen los pelos de punta y en realidad sólo estás viendo las ramas de árbol mecerse con el viento.


Después de los halagos vienen los palos. Hay algo del guión que no funciona como debería. Y creo que son los diálogos. Suenan exagerados y fuera de contexto, falta toda la carga emocional a la que nos tiene acostumbrados Shyamalan. Los personajes funcionan a trompicones no hay una fluidez. La alternancia entre secuencias de tensión y respiración para el espectador parecen colocadas matemáticamente, lo que le hace perder frescura y convierte a la película en predecible. Los toques de comedia (Hitchcock, una vez más) parecen muy forzados, les falta la ironía y el humor negro propio de estos thrillers.

Otro problema grave son los actores. Mark Wahlberg no es Bruce Willis, Mel Gibson, Samuel L. Jackson, Joaquin Phoenix... Su cara no tiene el "bagage" ni la profundidad de los otros. Y a su personaje le falta estar más castigado por la vida para que la catarsis del final sea  más poderosa. Pero el premio a la peor interpretación se lo lleva la guapísima y sosísima, Zooey Deschanel, que se pasa toda la película con cara de no saber donde está ni que hace allí. También hay un detalle que me llamo mucho la atención, es la primera vez que veo un personaje infantil que no funciona en una película de este director. Todos recordamos a Haley Joel Osment, haciendo el mejor papel de su vida en "El sexto sentido" o a Spencer Treat Clark en "El protegido", o los niños de "Señales" y sin embargo la niña de "El incidente" no le funciona, la utiliza como nexo de unión entre la pareja pero no creo que tenga el peso necesario. Sólo se salva John Leguizamo aunque no dura mucho en pantalla y sobre todo la Señora Jones un personaje sacado de una pesadilla "hitchconiana".

Pero pese a un guión inconsistente, la maestría en la realización convierte a "El incidente" en un ejercicio de suspense digno de los más grandes y al espectador en una coballa que seguirá las miguitas de pan por todo el laberinto. Puede que algunos la odien y les parezca una de las peores películas de Shyamalan. Para mi, creo que es una buena película y que no se le pude exigir que cada cosa que haga supere la anterior. Si todas las películas que haga este director, las vamos a comparar con "El protegido", mal vamos.

Nota: 7,5.


sábado, 22 de enero de 2011

El Show de Truman de Peter Weir




Truman Burbank es un hombre anónimo que lleva una idílica vida en una encantadora localidad costera llamada Seaheaven. Según los cánones del “american way of life” podría decirse que tiene una mujer perfecta, una casa perfecta, un oficio perfecto, un amigo perfecto…todo sería verdaderamente maravilloso si no fuera porque nada de ello es real sino un gigantesco decorado del programa de televisión más visto del mundo “El show de Truman”, que sigue la vida de su protagonista desde el día en que nació hasta, presumiblemente, el día que muera. El único que ignora que absolutamente todo son decorados, atrezzo y actores es el propio Truman, que ve su mundo como real y perfectamente normal.

El director de “Picnic at Hanging Rock” o la más reciente “Master and Commander” se lanzaba allá por finales de la década de los 90 a dirigir esta curiosa historia la cual nos vendieron como el verdadero salto interpretativo de Jim Carrey pero que resultó ser mucho más que eso. Peter Weir nos enseñaba una vez más con “El Show de Truman” su buen hacer a la hora de dirigir películas, de meterse al espectador en el bolsillo y hacerle partícipe de la historia como si estuviera dentro de ella, lo cual en este caso resulta un doble mérito al contarnos una historia dentro de una historia, enredándonos en las dos por igual.

Resulta muy inteligente por parte de Weir el modo en el que va desvelando las realidades que vemos en el film. En los primeros minutos, y gracias a una colocación muy cuidada de de la cámara, angulaciones, grandes angulares… asistimos como un televidente más, o casi como un voyeur omnipresente, a la vida de Truman y su rutina, pero ya notamos que algo chirría en Seaheaven. Con los primeros momentos de duda del protagonista sobre su mundo ya podemos ver la realidad de Truman en toda su amplitud junto con todos los espectadores que día a día siguen sus andanzas. También se nos presenta a Kristof, megalómano creador y realizador del programa e invisible antagonista de Jim Carrey interpretado por un estupendo Ed Harris, que rige los destinos en Seaheaven como un particular dios todopoderoso.

A partir de aquí se nos marca el curioso y macabro juego a dos bandas entre la realidad de Truman y la realidad “real”, metiéndonos con mucho talento el director a nosotros, los espectadores de la película (la realidad “real-real” creo que debería ser) en el saco de los espectadores que necesitan a Truman en sus vidas pero que sin embargo asistirán y animaran al héroe a su lucha por el conocimiento de la verdad que se le está negando. Resulta muy divertido vernos a nosotros mismos nerviosos esperando a que Jim Carrey se salve y de pronto observarnos como en un espejo y bajo la forma de cualquiera de esos televidentes que desde sus bares sofás o incluso bañeras desean exactamente lo mismo. Divertido si, pero nos da bastante que pensar.

Y es que bajo la máscara de comedieta que esta película puede tener, nos invita a reflexionar sobre muchas cosas serias, mucho más allá de la “crítica a los reality shows” que dicen que es este film. No, esta película nos ofrece mucho más. Temas como la relación del hombre actual con el mundo que le rodea, tan aparentemente limpio e inmaculado como Seaheaven por un lado, tan sucio y vil por otro, la pérdida de control del ser humano de su destino, el vacío que siente la gente en sus vidas, la cual les lleva a evadirse de las mismas y proyectar sus sentimientos y energías en algo irreal como el Show de Truman pero que, curiosamente está habitado por el único “personaje real” de la historia… hay más tela que cortar de la que puede parecer en un principio. De hecho y aunque todos estemos más que acostumbrados hoy día al fenómeno “reality”, creo que “El Show de Truman” está actualmente aún más acorde con el mundo que le rodea que el día en que se estrenó, lo cual por cierto es una pena.

Todo además escondido en una película divertidísima y terrible a la par, que nos da una de cal y una de arena constantemente y que no nos deja respirar, haciéndose cada vez más grande y trepidante hasta alcanzar un climax maravilloso con la escena de la despedida de Truman tras hablar con su “creador” Kristof. Escenas e imágenes tan geniales como el barco de Truman chocando contra el cielo pintado del set, el realizador que acaricia el rostro de Truman durmiendo proyectado en una pantalla enorme, la luna que se convierte en un foco para buscar a Truman en la noche, el anuncio del programa a nosotros, los verdaderos televidentes, la escena de Truman en la agencia de viajes o las decenas de chistes que surgen de los fallos del programa como la lluvia que persigue a Jim Carrey por la playa la convierten en una más que interesante película para ver o revisar hoy día.

Y por cierto, Jim Carrey y Ed Harris están los dos tremendos en toda la película.

Mucho más se puede decir, pero mejor que la veáis y disfrutéis por vosotros mismos, así que, “Por si no nos vemos, buenos días, buenas tardes y buenas noches”.

viernes, 14 de enero de 2011

"El graduado", resulta cómodo ir a la deriva

Había visto esta película hace años y no tenía ningún recuerdo de ella, grave error por mi parte. Todo aquel al que le guste el cine debería ver esta película varias veces a lo largo de su vida y cada vez le parecería mejor. Es buena, no, lo siguiente.

Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) es un notable estudiante que ha terminado sus estudios y ahora le llega el momento de pensar en su futuro. Sus padres y vecinos le sobrevaloran por sus estudios, le ven con unas posibilidades y una proyección que se aleja mucho del pensamiento de Benjamin. Vive en un buen barrio y en una familia acomodada pero todo se trastoca cuando aparece en escena la Mrs. Robinson (Anne Bancroft), amiga de sus padres, casada y con 20 años más que él.

Este punto de partida permite a un genial Mike Nichols reflexionar sobre la confusión de la juventud. Es una disección de la mente de un joven que ve ante si un camino muy largo pero que no sabe a donde lleva y sobretodo no sabe si lo que hay en la meta le gustará. Ben es un estudiante ejemplar, pero se encuentra perdido, una sensación que todos hemos tenido alguna vez. Y la aparición de Mrs. Robinson sólo ayudará a desestabilizar más la virginal cabeza de Benjamin.


Los padres le tratan como a un niño, no le escuchan y le utilizan como a un payaso de circo para entretener a sus visitas. Tiene 20 años, ya es un hombre, pero cuando está con sus padres siente que estos no le comprenden. Pero la relación con la Señora Robinson no difiere demasiado porque el sigue siendo el menor. Ella es la experimentada en el sexo y él un simple aprendiz. Pasa de estar debajo de sus padres a estar debajo de su amante. Ella es la que lleva los pantalones, ella manda. Entonces aparece la hija de la señora Robinson, Elaine, y surge el conflicto del abandono de Ben por otra versión de ella pero más joven. Vemos el miedo a la vejez en una increíble Anne Bancroft, que por aquel entonces sólo tenía 36 años (nadie lo diría).

En 1966 Mike Nichols dirige su primera película, "¿Quién teme a Virginia Woolf?", un film con 13 nominaciones a los Oscar (cuando los Oscar todavía tenían sentido). Un comienzo prometedor y que no era fruto de la casualidad, ya que sólo un año más tarde estrenaría "El graduado", con la que ganó el Oscar a Mejor Director. Y no me extraña. Este tipo de películas deberían estudiarse en las escuelas de cine. La cámara siempre está en el lugar adecuado para mostrar lo máximo posible con el menor movimiento. Los actores están geniales, sus gestos, sus movimientos, la dirección de actores es impecable. Hoffman hace uno de los mejores papeles de su vida y de la historia del cine. Era su primera película y está extraordinario. Esa ingenuidad y su cara de novato, son perfectas para el personaje.

Punto y aparte merece el guión. Los diálogos son perfectos, tanto lo que se dice como lo que no. Y lo importante que son los secundarios para mostrar las reacciones y la manera de actuar del protagonista. No es una comedia pero no puedes evitar reírte ante algunos comportamientos de Dustin Hoffman, como en la secuencia del hotel.  


Muchos ha sido los directores que han bebido de esta película por su modernidad en la realización. Ese tono de videoclip, con una relación importantísima entre imagen y música. Viene a la cabeza la copia que Tarantino hizo de los créditos iniciales de "El graduado" para "Jackie Brown". Poco más y pone la canción de Simon and Garfunkel.

Como curiosidad, antes de rodar el famoso plano de la pierna de Anne Bancroft y Dustin Hoffman que le dice: "Esta usted intentando seducirme". Mike Nichols le dijo Hoffman: "Por mucho que vivas, nunca volverás a tener la oportunidad de rehacer esta escena y, sin embargo, la seguirás viendo en la pantalla por el resto de tus días". No sé vosotros pero yo ya la tengo apuntada.

Si habéis visto "El graduado", volver a verla y si no la habéis visto, dejar de leer estas tonterías y ponérosla. No os arrepentiréis.

Nota: 9,5.