Han pasado más de mil años desde los “Siete días de Fuego”, la destrucción de la civilización a manos de los dioses guerreros, terribles armas creadas por la propia humanidad. Por si esto fuera poco, los supervivientes mueren inexorablemente por la expansión de las zonas contaminadas, junglas que expulsan aire venenoso a la atmósfera, habitadas por insectos gigantescos e invencibles que se muestran terriblemente hostiles contra la humanidad.
Algunas zonas, sin embargo, aún son habitables y tranquilas, como el Valle del Viento, hogar de Nausicaä, princesa de esas tierras, adorada por su pueblo y la única que parece moverse cómodamente en las mortíferas selvas. Pero la paz del Valle del Viento se ve arruinada cuando una nave del reino de Tolmekia se estrella en el valle, haciendo conocedores a sus habitantes de un peligrosísimo plan Tolmekiano para destruir las zonas contaminadas. Nausicaä debe evitar el desastre, protegiendo no solo su valle sino los reinos vecinos y hasta la propia zona contaminada.
El director de anime más conocido tanto en Japón como en occidente, Hayao Miyazaki, llevó en 1984 al cine la adaptación de su comic sobre la princesa Nausicaä en la que sería una de sus películas más reconocidas. Si bien esta no es su primera película (se había encargado del largometraje de animación más aclamado sobre el personaje de Lupin III “El castillo de Cagliostro”), sería esta la que le permitió formar su estudio Ghibli tal y como se conoce ahora.
El film en si mismo se puede considerar prácticamente una guía de uso para ver cualquiera de las películas del director, mostrándonos ya sus temas carácterísticos: el ecologismo, el conflicto intergeneracional entre jóvenes y ancianos y el necesario respeto a los más mayores, la afición de Miyazaki por la aviación (como se verá en otra de sus obras Porco Rosso)…y por supuesto, una protagonista femenina fuerte y de gran carácter.
Muy lejos de los asiliconados y excesivamente masculinizados prototipos de “heroína dura” que nos está vendiendo Hollywood últimamente, Nausicaä es una joven que sin perder su tacto y aptitudes femeninas es toda una princesa guerrera. Posee una fuerza y un carisma muy por encima de cualquier otro personaje, incluso de su enemiga, también mujer por cierto, la belicosa princesa Kushana de Tolmekia.
No es casual claro, que solo el personaje salvador de Nausicaä, tenga la habilidad de volar por el devastado planeta que pretende proteger, planeta que gracias a una dirección artística y una animación muy cuidada (trabajó en el film Hideaki Anno, futuro fundador del estudio Gainax y responsable del famoso anime Evangelion), resulta al espectador tan atractivo y misterioso como amenazante y peligroso. El aspecto “steampunk” del film (o casi podríamos decir “medievalpunk”) otro constante del resto de obras de de Miyazaki, es otro punto a favor ya no solo visual sino dentro de la propia historia, mostrándonos la indefensión de una humanidad en clara decadencia frente a la fuerza de la naturaleza desatada en las selvas contaminadas.
Además del trabajado aspecto visual de toda la película las relaciones entre los personajes están muy bien cuidadas, dando un conjunto más que sólido a la historia, que nos irá desvelando secretos de cada uno de ellos así como de los misterios que se ocultan en las selvas contaminadas.
La música, a cargo de Joe Hisaishi, viene como anillo al dedo a esta película, usando sintetizadores e instrumentos como el sitar para enrarecer aún más el ambiente y dando al planeta un aire si cabe mucho más lejano y extraterreste.
Una película redonda, que se deja ver muy bien y que a pesar de los años no ha envejecido en absoluto.