viernes, 14 de enero de 2011

"El graduado", resulta cómodo ir a la deriva

Había visto esta película hace años y no tenía ningún recuerdo de ella, grave error por mi parte. Todo aquel al que le guste el cine debería ver esta película varias veces a lo largo de su vida y cada vez le parecería mejor. Es buena, no, lo siguiente.

Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) es un notable estudiante que ha terminado sus estudios y ahora le llega el momento de pensar en su futuro. Sus padres y vecinos le sobrevaloran por sus estudios, le ven con unas posibilidades y una proyección que se aleja mucho del pensamiento de Benjamin. Vive en un buen barrio y en una familia acomodada pero todo se trastoca cuando aparece en escena la Mrs. Robinson (Anne Bancroft), amiga de sus padres, casada y con 20 años más que él.

Este punto de partida permite a un genial Mike Nichols reflexionar sobre la confusión de la juventud. Es una disección de la mente de un joven que ve ante si un camino muy largo pero que no sabe a donde lleva y sobretodo no sabe si lo que hay en la meta le gustará. Ben es un estudiante ejemplar, pero se encuentra perdido, una sensación que todos hemos tenido alguna vez. Y la aparición de Mrs. Robinson sólo ayudará a desestabilizar más la virginal cabeza de Benjamin.


Los padres le tratan como a un niño, no le escuchan y le utilizan como a un payaso de circo para entretener a sus visitas. Tiene 20 años, ya es un hombre, pero cuando está con sus padres siente que estos no le comprenden. Pero la relación con la Señora Robinson no difiere demasiado porque el sigue siendo el menor. Ella es la experimentada en el sexo y él un simple aprendiz. Pasa de estar debajo de sus padres a estar debajo de su amante. Ella es la que lleva los pantalones, ella manda. Entonces aparece la hija de la señora Robinson, Elaine, y surge el conflicto del abandono de Ben por otra versión de ella pero más joven. Vemos el miedo a la vejez en una increíble Anne Bancroft, que por aquel entonces sólo tenía 36 años (nadie lo diría).

En 1966 Mike Nichols dirige su primera película, "¿Quién teme a Virginia Woolf?", un film con 13 nominaciones a los Oscar (cuando los Oscar todavía tenían sentido). Un comienzo prometedor y que no era fruto de la casualidad, ya que sólo un año más tarde estrenaría "El graduado", con la que ganó el Oscar a Mejor Director. Y no me extraña. Este tipo de películas deberían estudiarse en las escuelas de cine. La cámara siempre está en el lugar adecuado para mostrar lo máximo posible con el menor movimiento. Los actores están geniales, sus gestos, sus movimientos, la dirección de actores es impecable. Hoffman hace uno de los mejores papeles de su vida y de la historia del cine. Era su primera película y está extraordinario. Esa ingenuidad y su cara de novato, son perfectas para el personaje.

Punto y aparte merece el guión. Los diálogos son perfectos, tanto lo que se dice como lo que no. Y lo importante que son los secundarios para mostrar las reacciones y la manera de actuar del protagonista. No es una comedia pero no puedes evitar reírte ante algunos comportamientos de Dustin Hoffman, como en la secuencia del hotel.  


Muchos ha sido los directores que han bebido de esta película por su modernidad en la realización. Ese tono de videoclip, con una relación importantísima entre imagen y música. Viene a la cabeza la copia que Tarantino hizo de los créditos iniciales de "El graduado" para "Jackie Brown". Poco más y pone la canción de Simon and Garfunkel.

Como curiosidad, antes de rodar el famoso plano de la pierna de Anne Bancroft y Dustin Hoffman que le dice: "Esta usted intentando seducirme". Mike Nichols le dijo Hoffman: "Por mucho que vivas, nunca volverás a tener la oportunidad de rehacer esta escena y, sin embargo, la seguirás viendo en la pantalla por el resto de tus días". No sé vosotros pero yo ya la tengo apuntada.

Si habéis visto "El graduado", volver a verla y si no la habéis visto, dejar de leer estas tonterías y ponérosla. No os arrepentiréis.

Nota: 9,5.

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